En 1982, un deportista de tan sólo 19 años, logró coronarse campeón del mundo de saltos de esquí. Durante los años 80, aquel kamikaze de los trampolines logró batir todos los records mundiales. Se le conocía como el finlandés volador: Matti Nikaenen.
Años más tarde, abandonó el deporte de élite para dedicarse a la música y publicar su primer disco. Fue su peor salto. El mito cayó en el alcoholismo y el olvido. 30 años después, cinco testigos de las hazañas del finlandés volador, rinden homenaje al ídolo de los 80, bautizando su proyecto musical como Nikaenen.