1975. Me llamo Miguel Dantart y soy uno de esos “madrileños de fuera”. Oriundo de Sevilla por motivos laborales (de mis progenitores), mi infancia son recuerdos de las calles de Cáceres, donde llegué a la música con más curiosidad que vocación. Mi incapacidad para versionar canciones conocidas me llevó a escribir las mías propias. Escribo, canto y me llaman cantautor.
1997. Entré en un montacargas que me subió hasta un sótano y allí fabulé flores en palanganas viejas, siguiendo la estela cubana de Gema y Pável. Llegaron chinas vendiendo flores por la calle de Alcalá. Cantautrés por los bares de madrid y alrededentros. Farándula de lunas. De La Habana a Londres. Precipicios, vértigo, alienígenas y bocas de metro. Los acorralé en círculo y se echaron a la calle. (Miguel Dantart, Polydor 1997)
2003. Los polos y los palos de la Tierra se fueron alejando, cada vez más cerca… La guerra circular seguía y su efecto centrífugo me llevó en procesión, en procesión por dentro. Iba buscando círculos cuadrados, en espacios enjutos de metros guardados. En la vorágine distinguí chispas de vida, eran las cosas bonitas de la vida, que gobernaban el mundo en mi pequeño cine estudio. Todo renació de los polos y los palos del mundo. Alborotado, claro. (Bipolares, Naïve 2003)
2005. Caminaba por la calle Kiko Tovar. Llevaba una bolsa de plástico con un taburete dentro. Hasta la nuca de Paco Cifuentes estaba puesta de sol. Jesus Garriga traía el son oceánico en su acento atlántico. Escuché el verbo de los pianos, cantautaban ciudades en las manos de Alejandro Martínez. La sinergia de todo esto, la produjo la alquimia binaria de Raúl Martín. Y todos, en ese principio, en ese trigal, nos sentimos tristes al andar sin ti. Por Madrid. (5 Tristes Tigres)
2007. Hay un punto en el Océano Atlántico donde confluyen Montevideo y Madrid. De esas aguas evaporan nubes que el viento lleva a los cielos de Escandinavia, donde descargan su lluvia. Era que mi alma envejecía… Ramiro Guzmán pintó un evangelio. La ley y el desorden. La filosofía, los conceptos absolutos, la poesía. Era Ley Ginebra, pero… No era sólo eso. (Ley Ginebra, SonoAmérica 2007)
2010. Girar en torno a un mismo centro. Volar de la mano de Julio Cortázar. Soñar con tus ojos abiertos. Libertad 8. Madrid. Taburetes en blanco y negro. Las tardes de Villaamil. Cronopios concéntricos barajando comodines. Cantar con Kiko Tovar. Cantar con un amigo. Todo el lujo que desparrama el mundo en que vivimos...