Cinco años han pasado desde que The Limboos apareció en escena con su particular ‘Exotic Rhythm & Blues’. En este tiempo no han parado de girar a lo largo y ancho de la península, ampliando sus horizontes a países como Francia, Alemania o Bélgica, además de crecer y madurar como banda a lo largo de este camino. El culmen de esta evolución lo encontramos en Baía (Penniman Records, 2019), su tercer álbum.
Ante una novedad así, solo cabe rendirse ante la evidencia: The Limboos viven en una liga propia. Lejos quedan los días en los que era necesario clasificarlos como ‘retro’ o ‘vintage’. En Baía las fronteras desaparecen. La búsqueda de la banda va más allá de la senda que separa Chicago y Santiago de Cuba. Buena muestra de ello es su primer adelanto Where Did She Go? Pura energía en forma de canción hecha para ser bailada hasta caer extenuados en sus hipnóticas redes.
No cabe duda de que los límites musicales de The Limboos solo dependen de ellos. Echando la vista atrás, es digno de admirar lo fresco que sigue sonando Space Mambo (Penniman Records, 2014); y cómo doblaron la apuesta con Limbootica! (Penniman Records, 2017), su segundo disco, en el que desarrollaron y fortalecieron el ‘sonido limbootico’. Parece increíble que lo hayan vuelto a hacer. ‘Baía’ está llamado a ser el disco que les consagre como una de las grandes bandas de la actualidad.
A lo largo de las once canciones que lo componen, The Limboos agitan los ingredientes de su sonido, borrando las fronteras estilísticas en las que algunos han tendido a encasillarles. En su nuevo trabajo -producido por Mike Mariconda y con un 100% de canciones propias- nos dan una nueva lección de clase, de sudorosa elegancia. Por el camino, nos enseñan que dentro de este podrido mundo posmoderno, existe otro, un territorio limbootico en el que habitan los que guardan los secretos de la buena música y donde todo es real, caliente y excitante.
Hoy es tu día de suerte: puedes escuchar Baía, lo nuevo de The Limboos, cada día en tu casa, en tu trabajo, en tu coche, en tus fiestas. Y quizás un día tocan no tan lejos de donde vives. Si eso ocurre, déjalo todo y corre a verlos. Entonces comprobarás cómo el vudú limbootico se apoderará –para siempre- de ti.