A la hora de intentar describir la música que hace Andrés 'Pájaro' Herrera, en su sello han inventado una etiqueta tan improbable como acertada: surf cofrade. Es improbable, porque a priori pocas cosas se antojan más lejanas entre sí que las estrechas calles del centro de Sevilla, llenas de sombras durante la Semana Santa, y las soleadas playas de California en época de olas. Pero también es acertada, porque de alguna manera compendia todas las influencias y acentos que el guitarrista sevillano ha sido capaz de volcar en su estupendo disco de debut: desde el rock clásico, casi siempre pasado por un tamiz italiano, a la música cofrade, desde los boleros y el swing a las bandas sonoras de Ennio Morricone, sin olvidar el flamenco, el country y el pop con toques mediterráneos (el mediterráneo surrealista y luminoso de Pascal Comelade y Paolo Conte, no se vayan a asustar). Influencias que, además, no le vienen de prestado, porque aunque hace poco que vuela en solitario,Herrera lleva cerca de tres décadas recorriendo como gregario de lujo las carreteras y los escenarios españoles: su guitarra suena en títulos míticos de Pata Negra, Kiko Veneno o el que fue su auténtico maestro, Silvio (Fernández, no el otro), y ese es un bagaje que se nota a la perfección cuando se escucha su carta de presentación en sociedad.
Vidal Romero/ goMAG