Apertura puertas 23.00h
Concierto 23.30h
En “Imperfección” (Origami Records, 2009) se hartaron de follar, un año más tarde en “Las Hojas Secas” (Origami Records, 2010) lloraron el abandono de su autodestructiva musa y, ahora, con los lagrimales ya secos, han reunido las fuerzas para enfrentarse a la desdicha con la cabeza fría. Da exactamente igual si se huye hacia la nada o uno prefiere quedarse en casa abrazado al gato. Llegados a este punto lo que importa es que el luto se ha extinguido y uno halla otras formas creativas para sobrellevar la leve rabia aún contenida. “H”, el cuarto trabajo en español de Havalina
, puede que vuelva a situarles, a nivel sonoro, a la sombra de aquel “Imperfección” embriagado por el stoner rock y los riffs instrumentales capaces de helar el espíritu. No obstante, positivando el discurso atormentado inherente a “Las Hojas Secas”, los madrileños tampoco se olvidan de su predecesor para reducir la adrenalina cuando la ocasión se presta a ello, trazando por consiguiente una amplia paleta sonora demoledora de principio a fin.
Ambos mundos havalinescos confluyen por ejemplo en “Animal Dormido, Animal Despierto”, donde la sutileza inicial se ve contraatacada por Manuel Cabezalí con uno de esos viscerales riffs a los que nos tiene tan malacostumbrados. Pero agradecemos, y mucho, que en esta nueva entrega hayan piezas como ese “Viaje Al Sol” (les ha sentado de fábula enfrentarse a la canción más corta de toda su discografía) o esa oda gatuna titulada “Compañía Felina” en que la maquinaría escupe un implacable muro de guitarras en poco más de tres minutos. Caviar del bueno para sus futuros conciertos.
La inmejorable sinergia de Cabezalí con el resto de miembros de la banda también se palpa como nunca en esta ocasión. Cediendo por vez primera el micrófono a su bajista, Ignacio Celma, en la progresivamente infalible“El Estruendo”, Havalina se postulan como unos intocables de nuestro país. El camino hasta llegar aquí puede que haya sido complicado y algo resbaladizo en términos de recepción mediática. Pero después de haber firmado uno de los mejores discos de lo que llevamos de año, lo justo sería que se les dejara de encasquetar la etiqueta de banda de culto y alcanzasen, más que meritoriamente, la cúspide del rock más sentido de la piel de toro. No se me ocurre mejor premio que éste para conmemorar su onceavo año de vida.