La misa de difuntos de la Iglesia Católica ha sido motivo de inspiración para muchos compositores en distintas lugares y distintas épocas. Cherubini, Berlioz, Verdi, Listz, Brahms y muchos más son autores de este tipo de composiciones. Sin embrago, el Réquiem en re menor de Mozart es, sin duda, uno de los más destacados. Compuesto en una época en la que el Réquiem seguía siendo una obra para representar exclusivamente en la Iglesia, y no en la ópera, por entonces considerada pagana, las características operísticas de la obra de Mozart resultan de lo más provocadoras. Además, las misteriosas circunstancias que rodearon su composición y el hecho de tratarse de la última e inconclusa obra de Mozart han envuelto esta obra en un aura de leyenda y fascinación.